A través de sus torcidos lentes
Instintivamente, muchos medios trataron de encajar el horrible atentado en Boston en el marco cínico y racista de la "guerra contra el terror", comenta Nicole Colson.
ENTRE LA confusión, horror y dolor que produjo el atentado en el maratón de Boston el 15 de abril, donde tres personas murieron y otras 176 sufrieron heridas de variada gravedad, sólo una cosa estaba clara: algunos ya habían decidido quiénes eran los responsables; al diablo con los hechos.
Antes de que siquiera hubiera un recuento exacto de los muertos y heridos, las voces mediáticas de la derecha e islamófobos profesionales comenzaron a especular que, por supuesto, un terrorista musulmán debía ser el responsable.
En general, y en comparación con tragedias anteriores, gran parte de la cobertura de las primeras horas después del atentado fue mesurada. Los presentadores noticieros dijeron la verdad repetidas veces: es demasiado pronto para especular sobre quién llevó a cabo el atentado y por qué. En cambio, gran parte de la atención se centró en las imágenes de entrega y valor de rescatistas y gente común corriendo hacia la carnicería para atender a los heridos, transportarlos a un lugar seguro y ofrecer sosiego.
Pero a medida que las horas pasaron, pueriles "expertos" mediáticos tuvieron el tiempo para rellenar, y la especulación comenzó.
CNN y WABC reportaron que la policía buscaba un "hombre de piel más oscura o negra" con un "posible acento extranjero". El New York Post, sin perder la oportunidad de hundirse a un nuevo abismo racista, falsamente reportó que 12 personas habían muerto, que la policía creía que un "saudí" era responsable, y que el hombre estaba "bajo vigilancia" en un hospital del área.
La implicación: Este es un nuevo Septiembre 11.
Luego la policía de Boston declaró que no había ningún sospechoso detenido, árabe u otro.
Un joven árabe, estudiante universitario de Boston, fue interrogado en un hospital del área. Él fue víctima del atentado y sufrió graves quemaduras. Según Boston.com, un agente de la policía dijo que el joven había sido tacleado y retenido por un espectador cuando estaba huyendo del lugar --lo mismo que cientos de otras personas tratando de escapar de las explosiones.
A pesar del reporte policíaco, el autoproclamado experto en terrorismo Steve Emerson fue a C-SPAN a especular sobre el anónimo estudiante saudí... el día después del bombardeo. "Me han dado cierta información clasificada", dijo Emerson. "Al parecer se trató de un acto de terrorismo político... En la página Facebook de la persona de interés hay interesantes entradas en contra de Estados Unidos. Una vez más, él no ha sido condenado, pero las quemaduras en su piel concuerdan con el residuo explosivo de la bomba que explotó".
En Fox News, Emerson se vio obligado a admitir que "el sospechoso saudí ha sido descartado". Sin embargo, él aseguró a la anfitriona de Fox, Megyn Kelly, que el bombardeo debía ser obra de terroristas islámicos. ¿Por qué? Porque el uso de una bomba era el "sello" de los terroristas islámicos, mientras que los terroristas de derecha "usan armas para llevar a cabo sus ataques".
Al parecer, este "experto" en terrorismo ha olvidado que la bomba de destruyó el edificio federal de Oklahoma City, matando cientos de personas, fue puesta por milicianos blancos.
EL APURO racista para culpar a un musulmán no estuvo limitado a los medios de comunicación. Muchos políticos casi no podían contener su deseo de contribuir a la narrativa racista.
La senadora Susan Collins, republicana de Maine y miembro del Comité Selecto de Inteligencia del Senado, declaró que "Cada vez que tenemos un ataque como este, es difícil no pensar que de alguna manera está involucrado en el extremismo islámico". Luego pareció recordar que estaba haciendo acusaciones totalmente infundadas, y añadió: "Pero yo no tengo evidencia para apoyar eso".
En CNN, la ex representante demócrata Jane Harman apareció en The Lead, horas después del atentado, donde no sólo asumió que los culpables podrían estar relacionados con Al-Qaeda, sino también que habría más ataques: "Yo diría que, en base a la experiencia de esta era moderna, con Al-Qaeda y otras organizaciones similares, debemos anticipar... otros ataques, ya sea en eventos deportivos o en ciudades claves o en las tardes de fiesta donde hay concentraciones masivas".
El representante Steve King, republicano de Iowa, aprovechó la oportunidad para dar un golpe a la propuesta de reforma migratoria. "Si no podemos verificar a las personas que vienen de Arabia Saudita, ¿cómo podemos pensar que vamos a verificar a 11 ó 20 millones de personas que están aquí de quién sabe dónde?" Dijo King al National Review Online.
Pero el comentarista Erik Rush, de Fox News, se llevó el gran premio. El día del bombardeo, Rush publicó en Tweeter: "¡Hagamos lesos con la seguridad nacional!, ¡Traigamos más sauditas sin chequearlos!" Cuando alguien le preguntó si estaba culpando a todos los musulmanes por el atentado, Rush respondió: "Sí. Todos ellos son diabólicos. Matémoslos a todos".
Más tarde, Rush se aferró a la única excusa que pudo. Todo era "sarcasmo", dijo.
Pero Rush no aclaró si se era "sarcasmo" cuando más tarde escribió en Twitter: "Es agradable ver como todos los defensores islámicos se ponen de pie por aquellos que los volarían en un instante". O en su artículo titulado "Sí, el Islam es el enemigo", en que él declara: "Esta es la verdad: Tanto la izquierda como los islamistas en América han estado explotando la Primera Enmienda y la generosa naturaleza de los estadounidenses con el fin de conquistarnos. Es así de simple, y si se resuelve por el medio violento, prefiero que nuestro lado sea victorioso, a cualquier costo".
Aunque Rush pueda tener una tarima más alta que la mayoría, sus comentarios reflejan el profundo racismo contra los árabes y los musulmanes que ha crecido en Estados Unidos desde Septiembre 11.
Cuando la caretas mediáticas, los políticos y otros baten sentimientos islamófobos, hay consecuencias. En las horas siguientes al atentado, un torrente de abusos racistas fue dirigido a árabes y musulmanes en los medios sociales. Y al día siguiente, un vuelo de American Airlines, de Boston a Chicago, fue regresado a la puerta luego de que los "preocupados" pasajeros reclamaron que dos hombres hablaban árabe en el avión. Los hombres fueron removidos del vuelo.
El delito de "volar siendo árabe" se ha hecho muy familiar para muchos árabes y musulmanes en Estados Unidos. Pasajeros han sido tratados con sospecha por orar, usar de ropa diferente, o como en Boston, simplemente hablar otro idioma.
El aumento de la retórica anti-musulmán luego del atentado en Boston, ha hecho la amenaza de ataques racistas más viva que nunca. Tenemos que ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas árabes y musulmanes para evitar que tal reacción racista y violenta se materialice.
ESTA ISLAMOFOBIA es consecuencia directa de la clase política jugando con el temor al terrorismo para reforzar el apoyo a la guerra contra el terror en el extranjero, mientras restringen las libertades civiles aquí en el país.
Como escribió el columnista del Guardian, Glenn Greenwald: "La historia de este tipo de ataques en la última década ha sido clara y consistente: son explotados para obtener nuevos poderes gubernamentales, aumentar la vigilancia estatal y destruir las libertades individuales".
Muchos medios de comunicación y comentaristas conservadores se quejaron de que la primera declaración de Barack Obama sobre el atentado no utilizó la palabra "terrorismo" (probablemente porque la designación de un acto como "terrorista" tiene ciertas consecuencias legales).
Pero la derecha no tenía por qué preocuparse. Le tomó menos de un día a Obama para declarar, "Cada vez que las bombas son usadas para atacar a civiles inocentes, es un acto de terror." Como escribió Greenwald:
Por supuesto, preguntar si se trató de "terrorismo" es realmente código para preguntar: "¿Fue hecho por musulmanes?" Porque en el discurso político estadounidense, "terrorismo" no tiene otro significado real que no sea la violencia perpetrada por musulmanes en contra de Occidente. La razón por la que hubo tal confusión e incertidumbre sobre si fue "terrorismo", o no, es que no existe una definición clara y ni una aplicación consistentemente del término. Por ahora, es poco más que un término propagandístico emocionalmente manipulado.
En medio de las especulaciones sobre la responsabilidad árabe o musulmán del atentado de Boston, casi nadie señaló la larga y horrible historia de terrorismo realizada por racistas y la extrema derecha.
Desde la destrucción del edificio federal en Oklahoma City en 1995, al atentado del Parque Centenario de Atlanta durante los Juegos Olímpicos de 1996, a los ataques incendiarios contra las clínicas de aborto y mezquitas, la lista de complots terroristas de la derecha continúa y crece.
Sin embargo, gracias a los forjadores de opinión pública, el terrorismo tiene una cara árabe o musulmán. El New York Times, por ejemplo, proclamó que el atentado en Boston era "el fin de más de una década en la que Estados Unidos experimentó sorprendentemente pocos ataques terroristas, en parte debido a las mucho más agresivas tácticas policiales desde los ataques del 11 de septiembre de 2001".
Reveladoramente, el Times no mencionó el asesinato del proveedor de aborto Dr. George Tiller, en 2009, que sufrió años de amenazas y violencia antes de ser abatido a tiros en su iglesia por un fanático anti-aborto. Ni tampoco gastó una palabra acerca de las seis víctimas de tiroteo, el año pasado, contra un templo sij en Wisconsin, llevado a cabo por el pistolero neonazi Wade Michael Page.
¿Es que estas vidas no cuentan como víctimas de terrorismo porque los autores eran hombres blancos?
LA OMISIÓN de la violencia derechista por el New York Times se acopla al argumento de que la" guerra contra el terror" --especialmente dentro del país, debido al aumento gradual del estado de seguridad nacional, la expansión masiva de la ley y el orden, y la erosión de las libertades civiles-- ha hecho a los estadounidenses más seguros.
"Como resultado de Septiembre 11, ha habido una revolución en la forma en que las autoridades tratan este asunto", dijo Gary LaFree, director del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y Respuesta al Terrorismo, al Times. "Las agencias policiales dirigidas por el FBI son mucho más proactivas. Están interrumpiendo atentados antes de que el atacante salgan por la puerta".
Pero en muchos casos, el FBI y la policía no han "interrumpido" los planes. Los están inventando, y luego envuelto a personas vulnerables para demonizarlos como autores.
La cruda realidad es que la mayoría de las personas declaradas culpables de cargos relacionados con terrorismo en EE.UU. durante la "guerra contra el terror", no sólo nunca han matado a nadie, sino que ni siquiera estuvieron cerca de perpetrar un ataque.
Por ejemplo, cuatro hombres afroamericanos de Newburgh, NY, conocidos como los Newburgh 4, fueron detenidos por cargos de terrorismo en 2009 por, supuestamente, conspirar para bombardear dos sinagogas y derribar aviones militares con misiles. Pero los hombres no tenían ni los medios, ni los motivos, ni las habilidades para llevar a cabo tales actos antes de conocerse al agente provocador del FBI Shahed Hussain, quién los reclutó en una mezquita local con la promesa de pago. Incluso el juez de primera instancia se refiere a esto como "el caso de no-terrorismo".
Además del abuso de personas marginadas, como los Newburgh 4, el gobierno federal aprovechó estos "planes terroristas," para reforzar el estado de seguridad nacional. Como escribió Greenwald: "Eso es lo que el gobierno estadounidense (con la ayuda de la falsa industria "experta en terrorismo") hace en cada uno de estos casos: explotar el miedo producido para incrementar su propio poder y disminuir los derechos de todos los demás, incluyendo la privacidad".
No obstante, es posible resistir la histeria de los medios, el alarmismo y el empuje por convertir una terrible tragedia en un pretexto para reprimir. La gente de Boston mostró una forma, con miles de personas asistiendo a una vigilia por las víctimas y para apoyar a sus familias y amigos.
Lo mismo los padres de Trayvon Martin, el adolescente afroamericano asesinado por un vigilante racista en Florida el año pasado, quienes hicieron una profunda declaración con su mensaje a la familia de Martin Richard, el infante muerto en el atentado (la hermana y la madre de Martin también fueron gravemente heridas).
Los padres de Trayvon, Sybrina Fulton y Tracy Martin, escribieron a la familia de Martin:
Hemos aprendido que el signo de la paz que Martin sostiene en una foto que circula a través de los medios de comunicación fue creado en respuesta a una lección de su maestro acerca de la muerte de nuestro hijo y el tema de la violencia. De nuestra familia a la suya, estamos orando por ustedes, pensando en ustedes y recordaremos vuestro hijo por el resto de nuestras vidas.
Este ejemplo de solidaridad en cara del horror, de negarse a ceder ante el miedo, es uno que debemos recordar.
Traducido por Orlando Sepúlveda