Desafiando el sexismo a la Americana
Del sexismo en la cultura popular a las crecientes restricciones al derecho al aborto, los logros del movimiento por la liberación de la mujer están siendo revertidos.
examina sus consecuencias y reporta acerca de la nueva oposición al Sexismo a la Americana.JOE SCARBOROUGH, del noticiero de la MSNBC, tuvo problemas para mantener una cara seria cuando su co-presentador reportaba la noticia de la detención de Dominique Strauss-Kahn, ex líder del FMI, luego de que una camarera neoyorquina lo denunciara por asalto sexual.
La mujer--hallada escondida en un pasillo, visiblemente traumatizada y temblando, según un supervisor--dijo que Strauss-Kahn la acorraló su cuarto, la atacó y se forzó sobre ella.
Pero para Scarborough, todo era diversión y juegos, riéndose del asalto al aire. Otros en la prensa también tomaron ese camino, excavando detalles sobre la víctima y apodando Strauss-Kahn de "El gran seductor".
Luego vino la comparación con el último escándalo sexual de hollywoodense, esta vez la revelación de que el ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger tuvo un hijo ilegítimo, producto de un affaire con una trabajadora doméstica en su casa--como si una violación y un affaire fueran ambos ejemplos intercambiables de hombres "portándose mal".
Esta exhibición es un ejemplo más de la falta de seriedad que existe hacia el tema del asalto sexual, y del sexismo que prevalece en la sociedad estadounidense--aun cuando se nos dice que vivimos en una era "post-feminista", en la que todos somos iguales y que por lo tanto no hay nada de qué quejarse. Si te quejas, probablemente "no tienes sentido del humor" o "quieres convertir a las mujeres en víctimas".
Charlatanes idiotas en las noticias no son los únicos que piensan que una violación es para reírse. En octubre pasado, miembros de la fraternidad Delta Kappa Epsilon en la Universidad de Yale corearon en un acto de iniciación celebrado cerca de un dormitorio de estudiantes mujeres novatas: "No es sí. Sí es anal".
La fraternidad--entre cuyos miembros están los ex presidentes Bush, padre e hijo--fue eventualmente suspendida en Yale, pero este no es el único ejemplo de acoso sexual en las universidades. En 2008, unas fotos fueron publicadas en Facebook que muestran a miembros de la fraternidad Zeta Psi frente al centro de mujeres del campus--que proporciona consejería a víctimas de asalto sexual--con carteles que decían: "Nosotros amamos a la putas de Yale".
De acuerdo a los datos del Departamento de Justicia, una de cada cinco mujeres universitarias será la víctima de un asalto sexual. Y ese porcentaje es probablemente bajo, ya que menos del 5 por ciento de las agresiones son reportadas a las autoridades universitarias o a la policía.
Hay poco misterio en estos números cuando consideramos lo que una mujer pasa por cuando ella trata de obtener justicia por medios oficiales.
Por ejemplo, Laura Dunn tuvo que pasar un año entero en el campus asistiendo a clases con uno de los hombres que ella reportó la violaron, en la Universidad de Wisconsin en 2004. Ella dijo a Time magazine:
Era como si hicieran todo lo posible para asegurarse que nada pasara en mi caso. Me sentí muy decepcionada al saber que la institución encargada de velar por mi seguridad no reconoció la masiva angustia que el asalto sexual me causó. Además, me decepcionó que cuando busqué justicia en su sistema, fui tratada con hostilidad y falta de respeto. Estaba claro que no me creían y a menudo fui culpada por lo que me había sucedido.
POR SUPUESTO, culpar a la víctima no se limita a los campus universitarios. También lo hacen en las salas del Congreso.
A comienzo del año, los republicanos intentaron incluir un lenguaje redefiniendo la violación en un proyecto de ley prohibiendo financiación federal de abortos, argumentando que la definición debe ser reducida para incluir sólo una "violación por la fuerza". En otras palabras, es responsabilidad de la víctima probar que ella trató de luchar contra su violador para calificar como víctima de violación.
La indignación pública provocada por el cambio propuesto forzó a los republicanos retirar la enmienda. Pero expuso algo acerca de la agenda republicana--que es anti-mujer hasta la médula.
Los republicanos quieren revertir los logros de los pasados los movimientos sociales--tales como el Seguro Social, los buenos contratos colectivos y la promesa de una red de seguridad social--y usar a la mujer como un chivo expiatorio, en particular la mujer pobre y obrera, es una parte clave de este asalto.
Así, cuando los políticos atacan Planned Parenthood tratando de desfinanciar su servicio de aborto--a pesar de que este no recibe fondos federales--lo que ellos tratan es cortar los fondos a todos los servicios de salud reproductiva que Planned Parenthood ofrece.
Los republicanos (y algunos demócratas) afirman que están de pie contra "las mujeres que quieren hacer pagar a los contribuyentes por sus abortos". Hecho esto, será más fácil apuntar contra otros objetivos, como "los codiciosos trabajadores del sector público", gente en Medicare, o trabajadores que necesitan una extensión de sus beneficios de desempleo.
En este contexto, tiene sentido que los republicanos traten de hacer a las mujeres probar que trataron de luchar contra su violador. Es la política de la culpa y la búsqueda de chivos expiatorios--y la mujer es uno de sus principales objetivos.
Mientras tanto, en casi todo respecto, la calidad de vida de las mujeres pobres y de clase obrera está empeorando.
Según las más recientes estadísticas de la Oficina del Censo de EE.UU., en promedio, una mujer gana 77 centavos por cada dólar que gana un hombre en una ocupación similar. Para el 34 por ciento de las madres que trabajan fuera de la casa y que son el único sostén de la familia, la brecha salarial no sólo es mala para ellas, sino que también se traduce en pobres condiciones de vida, mala nutrición y menos oportunidades para sus hijos.
Y la brecha crece mayor a medida que la mujer envejece. Las mujeres ganan un 90 por ciento de lo que ganan los hombres hasta la edad de 35 años. Después de 35 años de edad, el ingreso medio de las mujeres disminuye a entre el 70 y 80 por ciento del ingreso medio de los hombres, y permanece ahí hasta su jubilación.
Esto, por supuesto, no tiene en cuenta el trabajo no remunerado que la mujer todavía realiza en el hogar desproporcionadamente. Por ejemplo, un reciente estudio realizado por el Commonwealth Fund encontró que la mujer es dos veces más probable que el hombre a ser el proveedor informal de atención de salud para un familiar enfermo en casa. Por lo general, estas enfermeras provienen de hogares de bajos ingresos. Cerca el 40 por ciento vive en hogares con ingresos por debajo del doble del nivel federal de pobreza.
De acuerdo con el Departamento del Trabajo, en el 2010, las mujeres eran el 46,7 por ciento de la fuerza laboral en Estados Unidos, pero ellas trabajan en jornada parcial casi dos veces más que los hombres--no por una opción personal, como a veces se representa en los medios. Una de cada cinco mujeres trabajó tiempo parcial porque no pudo encontrar trabajo de jornada completa. Antes de la recesión, este número fue de menos de una de cada 10.
Las mujeres, especialmente las solteras, están más expuestas a no tener seguro de salud. Y cuando tienen cobertura médica, las compañías de seguros rutinariamente les cobran primas más altas que a los hombres por el mismo plan--en algunos casos hasta 48 por ciento más. Las mujeres también tienen mayores gastos fuera de bolsillo y una mayor tasa de estar aseguradas por debajo de sus necesidades.
Y en un momento en que existe una evidente necesidad por una mayor red de seguridad social--para mujeres y hombres--Washington está exigiendo a todos apretarse el cinturón.
JUNTO CON el asalto a la calidad de vida de la mujer, se ha endurecido el asalto ideológico en los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y de la publicidad. De acuerdo con ellos, las mujeres son tan "liberadas" que está bien tratarlas como objetos sexuales.
Esta nueva definición de "liberación" se basa en la proposición de que los logros de los años sesenta y setenta--tales como la acción afirmativa y los programas de estudios multiculturales y de la mujer--fueron una "avanzada liberal que fue demasiado lejos". Debido a la "corrección política", dice el argumento, a la gente se le está negando su "libertad de expresión".
Tales afirmaciones no tienen nada que ver con libertad y liberación, sino que con sexismo e intolerancia, y ha permitido que la idea que los hombres tienen el "derecho" a ser sexistas haya penetrado la cultura popular. Así ha retrocedido el reloj de la liberación de la mujer.
A finales de los años sesenta y a comienzos de los setenta, el movimiento feminista había tomado inspiración en otras luchas de la época--por los derechos civiles y el Poder Negro, por la liberación de gay y lesbiana, y la oposición a la guerra de Vietnam. Al hacer escuchar sus demandas protestando en las calles--por igualdad de salarios, el fin al acoso sexual y el derecho al aborto--el movimiento feminista fue capaz de transformar radicalmente la forma en que la gente pensaba acerca de la mujer.
La sociedad estadounidense pasó de ser una en que una mujer soltera no podía legalmente obtener contracepción a la legalización del aborto. Poniendo decenas de miles de personas en las calles, el movimiento hizo a la sociedad más consciente de la desigualdad de la mujer y la necesidad de luchar por la liberación.
Este tuvo expresión en grandes eventos como la demostración nacional de 50.000 persona en agosto de 1970, demandando aborto gratis y un alto a la esterilización forzada, guardería infantil las 24 horas bajo control de comunitario, y el mismo salario por el mismo igual. Pero también en otras más pequeñas--como por ejemplo, las mil postales que llegaron a Ms. Magazine cuando los editores pidieron a los lectores enviar sus nombres para ser publicados en un anuncio con la proclama: "Hemos tenido un aborto".
Y contrariamente a la idea de que el movimiento de liberación femenina dividió a los hombres de las mujeres, en realidad unió a un gran número de personas en solidaridad su prójimo/a. Como The Young Lords, un partido independentista puertorriqueño, quienes incluyeron el derecho de la mujer a la libertad reproductiva entre sus demandas, probablemente empujados por sus hermanas en la Comisión de Derecho al Aborto y contra el Abuso de Esterilización. Entre las consignas de The Young Lords estaba: "Aborto bajo control comunitario".
Para algunas personas hoy, una prueba de la liberación de la mujer fue el hecho de que un selecto grupo de mujeres pudio avanzar puestos en América Incorporada o ganar un cargo político. Pero esta conclusión no puede estar más lejos de la verdad. Mientras una pequeña élite pudo haber llegado a la cima, la mayoría de las mujeres trabajadoras fueron dejadas atrás.
Y en ausencia de un movimiento capaz de defender los derechos conquistados hace tres décadas, éstos han sido revertidos. Así, los derechos de la mujer han sido erosionados, más obviamente en las crecientes restricciones en los derechos reproductivos de la mujer.
Del mismo modo, la historia del movimiento femenino ha sido reescrita, afirmando que éste fue "demasiado lejos". Así, en los noventa, la autora de La Mañana Después, Katie Roiphe, pudo escribir que las feministas habían creado una atmósfera de "melodrama de crisis por violación" en los campus que ha convertido a las estudiantes mujeres en "víctimas indefensas".
Esto voló en la cara de lo que las mujeres realmente pensaban. Como Susan Faludi señaló en su libro de 1991 Culatazo: La Guerra No Declarada contra la Mujer Americana, "Las mujeres mismas no señalan el movimiento por los derechos de la mujer como la fuente de su miseria. Por el contrario, en las encuestas nacionales, 75 a 95 por ciento de ellas cree que la campaña feminista mejoró sus vidas, y una proporción similar dice que el movimiento femenino debe seguir presionando por más cambio".
Sin embargo, sin un movimiento que ofreciera oportunidades a la gente para mostrar este sentimiento, este punto de vista no encontró expresión y las ideas sexistas fueron permitidas a re-emerger sin oposición.
Pero los últimos meses y años han traído señales de que muchas personas, hombres y mujeres, ya han tenido suficiente y desean ponerse de pie y alzar su voz--por ejemplo, la Caminata por la Opción [al aborto] a comienzos del año, y la SlutWalk, protestando la práctica de culpar a la mujer por un asalto sexual.
Por demasiado tiempo, la política de los chivos expiatorios le ha permitido a la derecha dividirnos. Pero más gente está viendo que tenemos que unirnos si vamos a detener los ataques contra todos nosotros. Debemos tomar las ideas que nos dividen, como el sexismo, y sustituirlas con una idea que nos une y nos hace más fuertes--la solidaridad.
Traducido por Orlando Sepúlveda